Anarquismo y educación. Francisco José Cuevas Noa

 
Francisco José Cuevas Noa
 
En este libro, Paco Cuevas presenta una síntesis muy lúcida sobre los fundamentos teóricos y la evolución histórica del anarquismo. Posteriormente, comenta brevemente las teorías educativas anarquistas y las principales experiencias llevadas a cabo en este campo. Esta obra es un producto del interés y de la constancia de su autor, que ha sabido aunar el rigor en el tratamiento de los temas, el uso de un lenguaje preciso pero asequible y la capacidad de discutir de manera sistemática y organizada el amplio campo de la teoría y de la práctica anarquistas.

Este texto ha tenido su origen en un trabajo de investigación doctoral -es decir, en lo que acostumbramos a llamar la tesina- llevado a cabo por su autor en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación y Pedagogía Social de la Universidad de Sevilla. Hoy se publica con algunas adaptaciones y, sobre todo, con una cuidada actualización del contenido, teniendo en cuenta las últimas publicaciones aparecidas y algunos documentos electrónicos consultables en Internet. Sin embargo, es de justicia hacer constar que este trabajo constituye, ante todo, el resultado de los afanes de su autor, que sabe combinar una autodidaxia tolerante y nada envanecida de sí misma con un activismo social y educativo muy exigente y radical, presidido por un compromiso ético labrado en la coherencia, en el rigor y en la lucha cotidiana.

A pesar de la juventud de su autor, éste ha llevado a cabo un trabajo muy maduro en cuanto a su contenido y muy bien escrito. La madurez conceptual y la escritura cuidada constituyen, precisamente, dos de los grandes valores del libro. Una y otra parecen fáciles, pero no lo son. Las capacidades de síntesis, de problematicidad y de relación, características mayores de un pensamiento complejo y dialéctico, se nos muestran de una manera elocuente en esta páginas.

Es de destacar que Paco Cuevas reivindica sin grandes complejos la necesidad de la teoría y de la reflexión teórica. También defiende los enfoques globales como manera idónea de acercarnos a los fenómenos sociales y educativos. En este sentido, y siguiendo la estela de la conocida frase de Habermas, que caracterizaba al positivismo como la renuncia al pensamiento, Cuevas es decididamente antipositivista. Y también, si se entiende el vocablo en su acepción vulgar, es antipragmatista, pues critica la dimensión mítica de la investigación social y educativa repleta de datos estadísticos y de empirismo barato, pero carente de reflexiones y de conceptos.

Es cierto que en el ámbito social y educativo se ha trabajado en los últimos tiempos, y se sigue trabajando, desde la perspectiva de la elaboración teórica. Pero también es verdad que cuando esta teoría posee un tono crítico y heterodoxo, suele adoptar un enfoque marxista o neomarxista, en sus diferentes versiones y matices. Es más raro que se acuda al rico patrimonio teórico y experiencial del anarquismo, que, curiosamente, tiene en España una presencia fortísima. Y que, por cierto, para hablar sólo de educación, no se reduce a la figura emblemática de Ferrer y Guardia.

Por todo ello, creo que constituye un acontecimiento la publicación de esta obra, deudora de esa rica tradición compuesta de saberes, luchas, experiencias y activismo social que conforma el anarquismo. Siguiendo a Freire, Cuevas destaca la naturaleza eminentemente política de la educación. Desde esta perspectiva, el autor opta por la línea sociopolítica de la pedagogía libertaria, y se opone a los planteamientos románticos, idealistas, roussonianos e individualistas de la tradición libertaria. Éste es el punto de partida que permite a Paco Cuevas conectar el anarquismo con la problemática actual de los movimientos sociales, y, en concreto, sin por ello caer en el pedagogismo, con el papel educativo de esos movimientos. La defensa de la solidaridad, de la sociedad civil y de lo colectivo supone una alternativa razonable frente a la soberbia y a la arrogancia neoliberales. En estas luchas actuales, concretas, prácticas, es en donde Cuevas quiere situar la problemática libertaria.

El anarquismo es una doctrina que provoca una atracción inmediata. Y no es para menos. En sus versiones iniciales, antes de oponerse al socialismo marxista, el anarquismo defiende, además de un ateísmo militante hoy cuestionable, la abolición de las clases sociales, la igualdad económica y social de los individuos, la igualdad en los medios de desarrollo de los niños, la reducción del Estado a las meras funciones administrativas y la solidaridad internacional. Las masas obreras abrazan -éste es un verbo con mucha fuerza, usado históricamente para hablar del militantismo de los trabajadores-la causa anarquista con una fe casi religiosa. El anarquismo es una doctrina de redención y de humanismo. Sobre un mundo violento y desigual se construirá la unión universal de las libres asociaciones agrícolas e industriales. Sobre la divisa hobbesiana de que el hombre es un lobo para el hombre, se concebirá una hermandad generosa y pacífica, ese reino de la libertad tan ansiado por los utópicos de todos los tiempos.

Hoy nuestro mundo muestra caras paradójicas. Por un lado, la ambición del universalismo; por el otro, el recurso salvaje a las guerras, al dominio ideológico, al control de las mentes y de los cuerpos por medio de mecanismos unas veces explícitos, otras veces sutiles. En este mundo contradictorio, la lucha por la libertad sigue siendo una ambición honesta que anima el corazón de millones de mujeres y de hombres. Sin el idealismo ingenuo de los comienzos, sin la ambición desmedida de los paraísos artificiales, pero también sin conformismo y sin apatía; con honestidad, con firmeza, con el argumento de las buenas razones, así es como veo yo las luchas sociales actuales por conseguir un mundo más humano, un objetivo que, al parecer, no es tan fácil de conseguir como soñaron algunas mentes preclaras del socialismo y del anarquismo.

En este contexto, este libro nos ofrece un buen recorrido por los hitos fundamentales del anarquismo. Su publicación supone una línea de continuidad en relación con las obras editadas en los años 70 y 80 del siglo xx, que reactivaron el interés hacia la pedagogía libertaria, tras los años sombríos de la dictadura de Franco. La lectura de esta obra puede servimos como una útil guía para profundizar en las corrientes pedagógicas libertarias. Si hemos de educar para la libertad; si sigue siendo verdad que es posible educar para la libertad, entonces puede ser conveniente dirigir la mirada al pensamiento y a las experiencias antiautoritarios. Con este libro esta tarea se nos facilita grandemente. Por eso, tengo que felicitar a su autor, así como a la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, que tanto está haciendo por la difusión del pensamiento libertario.
 
Monteagudo
 
José González Monteagudo

UNIVERSIDAD DE SEVILLA
 
 
 

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