Sucesor a título de rey. Alfredo Grimaldos

 
 
Texto copiado íntegramente del libro "Claves de la Transición 1973-1986 (para adultos)" Alfredo Grimaldos, 2013. [Descargar en formato epub] 
 
«Cuando, por ley natural, mi Capitanía llegue a faltar, que inexorablemente tiene que faltar algún día, es aconsejable la decisión que hoy vamos a tomar, que contribuirá, en gran manera, a que todo quede atado y bien atado para el futuro».
 
Francisco Franco (El Cabronsísimo)
 
 
«Queridísimo Papá: Acabo de volver de El Pardo, a donde he sido llamado por el Generalísimo; y como por teléfono no se puede hablar, me apresuro a escribirte estas líneas… El momento que tantas veces te había repetido que podía llegar, ha llegado y comprenderás mi enorme impresión al comunicarme su decisión de proponerme a las Cortes como sucesor a título de Rey. Te quiero muchísimo y he recibido de ti las mejores lecciones de servicio y de amor a España. Estas lecciones son las que me obligan, como Español y como miembro de la Dinastía, a hacer el mayor sacrificio de mi vida y, cumpliendo un deber de conciencia y realizando con ello lo que creo es un servicio a la Patria, aceptar el nombramiento para que vuelva a España la Monarquía. Quiero pedirte tu bendición para que ella me ayude siempre a cumplir, en bien de España, los deberes que me impone la misión para la que he sido llamado».

A las seis y media de la tarde del 22 de julio de 1969, Franco, «consciente de su trascendental responsabilidad ante Dios y ante la Historia», se dirige a las Cortes para designar a su sucesor: «Estimo llegado el momento de proponer como persona llamada en su día a sucederme, a título de Rey, al Príncipe don Juan Carlos de Borbón y Borbón, quien, tras haber recibido la adecuada formación para su alta misión y formar parte de los Ejércitos, ha dado pruebas fehacientes de su acendrado patriotismo y de su total identificación con los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes Fundamentales del Reino».
 
Al día siguiente tiene lugar la «aceptación oficial». En una solemne ceremonia, Juan Carlos es proclamado «Príncipe de España» y jura como sucesor, a título de Rey, del Generalísimo Franco, los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes Fundamentales de la dictadura. Tras prestar el preceptivo juramento, se dirige a las Cortes:
 
«Plenamente consciente de la responsabilidad que asumo, acabo de jurar, como sucesor a título de Rey, lealtad a su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino. Quiero expresar, en primer lugar, que recibo de su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo Franco la legitimidad política surgida del 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes pero necesarios para que nuestra Patria encauzase de nuevo su destino. El haber encontrado el camino auténtico y el marcar la clara dirección de nuestro porvenir son la obra del hombre excepcional que España ha tenido la inmensa fortuna de que haya sido y siga siendo por muchos años el rector de nuestra política». Y concluye: «Mi pulso no temblará para hacer cuanto fuera preciso en defensa de los principios y leyes que acabo de jurar».

El príncipe Juan Carlos es nombrado jefe de Estado interino el 19 de julio de 1974, cuando la enfermedad de Franco, una tromboflebitis en la pierna derecha, provoca su ingreso hospitalario y muy malos augurios. Los norteamericanos aprovechan la ocasión para dar su visto bueno al heredero y al día siguiente, 20 de julio, se firma el Tratado de Amistad y Cooperación entre España y los EEUU presididos por un desacreditado Richard Nixon, a punto de sucumbir como consecuencia del escándalo del Watergate.
 
 
La última aparición pública del dictador tiene lugar en el Palacio de Oriente, el 1 de octubre, en el acto de afirmación franquista que se celebra tras los traumáticos fusilamientos del 27 de septiembre. El futuro rey está a su lado, como se puede comprobar en las imágenes de televisión grabadas y en numerosas fotografías (como la que veis sobre estas líneas).

Durante todo el proceso de Transición política —y hasta hoy—, los ciudadanos nunca han tenido ocasión de pronunciarse explícitamente sobre el modelo de Estado. En 1978 se sometió a consulta en las urnas todo el paquete de disposiciones legales que contenía la nueva Constitución y aquella votación se convirtió, sin debate alguno sobre la cuestión, en un forzado referéndum monárquico. No hubo un proceso constituyente previo que permitiera al pueblo español decidir si aceptaba la restauración borbónica o era partidario de sustituir los designios de Franco por una república constitucional. Y el «sucesor a título de Rey» lleva ya en la jefatura del Estado español nada menos que treinta y siete años, más tiempo que el que su «padrino» estuvo en el poder.
 

Nota de Erik: Y por si fuera poco, ahora nos han colocado con calzador al principito mejor preparado (para jodernos) de toda la degenerada dinastía borbónica, cosa que poco mérito tiene, conociendo la anemia de neuronas que padecen por herencia genética los Borbones. Esperemos que éste sea el último Borbón y por Odín, que no dure otros 40 años en irse al destierro.

 

No hay comentarios: