La violencia como factor social. Errico Malatesta (1895)


La violencia, es decir, la fuerza física usada para el daño de un otro, que es la forma más brutal que puede asumir la lucha entre las personas, es eminentemente corruptora. Tiende, por su naturaleza misma, a sofocar los mejores sentimientos del ser humano, y a desarrollar todas las cualidades antisociales: la ferocidad, el odio, la venganza, el espíritu de dominación y la tiranía, el desprecio por el débil, el servilismo hacia el fuerte.

Y esta dañina tendencia surge también cuando la violencia se usa para un buen fin. El amor a la justicia que le incitara a uno a la lucha, en medio de todas las buenas intenciones originales, no es suficiente garantía contra la influencia corruptora ejercida por la violencia sobre la mente y los actos de quien la usa. En la vorágine de la batalla uno a menudo pierde de vista el fin por el que se lucha, y solo piensa en devolver, por cientos si es posible, los golpes recibidos; y cuando al fin la victoria corona los esfuerzos de la parte que luchó por la justicia y la humanidad ya está ésta corrupta y es incapaz de realizar el programa que le inspiró.

Cuántas personas que entran en una lucha política inspirados por el amor a la humanidad, a la libertad, y a la tolerancia, terminan por volverse crueles e inexorables proscriptores. Cuántas sectas han comenzado con la idea de hacer una obra de justicia al castigar a un opresor a quien la “justicia” oficial no podía o no podría golpear, y han terminado volviéndose instrumentos de venganza privada y de vulgar codicia…

Y los anarquistas que se rebelan contra todo tipo de opresión y luchan por la libertad integral de cada cual, y que debiesen por ende retraerse instintivamente de todo acto de violencia que deje de ser mera resistencia a la opresión y se torne opresora en vez de liberadora, también son propensos a caer en el abismo de la fuerza bruta.

Los hechos han probado que los anarquistas no son libres de los errores y faltas de los partidos autoritarios, y que, en su caso como en el de el resto de la humanidad, los instintos atávicos y la influencia del entorno son a menudo más fuertes que las mejores teorías y las más nobles intenciones. La excitación provocada por algunas de las explosiones recientes y la admiración por el coraje con el que los arroja-bombas enfrentaron la muerte, fueron suficientes para hacer que muchos anarquistas olvidasen su programa, y entrasen en un camino que representa la más absoluta negación de todas las ideas y sentimientos anarquistas.

El odio y la venganza parecieron haberse vuelto la base moral del Anarquismo. “La burguesía hace tanto mal o peor”. Ese es el argumento con el intentaron justificar y exaltar todo acto brutal. “Las masas están brutalizadas; debemos forzar nuestras ideas en ellos por medio de la violencia”. “Uno tiene el derecho a matar a aquellos que predican falsas teorías”. “Las masas permiten que seamos oprimidos; venguémonos contra las masas”. “Mientras más trabajadores uno mate menos esclavos quedan”. Tales son las ideas corrientes en ciertos círculos anarquistas… una reseña anarquista, en una controversia sobre las distintas tendencias del movimiento, respondió a un compañero con este argumento incontestable: “Habrá bombas para ti también”.

Es cierto que estos ultra-autoritarios, que tan extrañamente persisten en llamarse a sí mismos anarquistas, son solo una pequeña fracción que adquirió una importancia momentánea debido a circunstancias excepcionales. Pero debemos recordar que, hablando en general, entraron al movimiento inspirados por aquellos sentimientos de amor y respeto por la libertad de los demás que distinguen al verdadero anarquista, y solo a consecuencia de una suerte de intoxicación moral producida por la lucha violenta, llegaron a defender y a ensalzar actos y máximas dignas de los más grandes tiranos.

Tampoco debemos olvidar que todos, o casi todos, hemos corrido el mismo peligro, y que si la mayoría de nosotros se ha detenido a tiempo es quizás por estas exageraciones dementes que nos han mostrado con antelación en qué abismo estábamos en peligro de caer. Por ende el peligro de corromperse con el uso de la violencia, y de despreciar a las personas, y de volverse cruel así como también perseguidores fanáticos, existe en todos. Y si en la revolución por venir esta degradación moral de los anarquistas fuese a prevalecer a gran escala, ¿qué sería de las ideas anarquistas? ¿Y cuál sería el resultado de la Revolución?

Que no consideremos a la humanidad como una concepción metafísica desprovista de realidad, y que no transformemos el amor por los demás en un continuo, absurdo, e imposible auto-sacrificio. La humanidad es el total de las unidades humanas, y todo aquel que defiende en sí mismo aquellos derechos que reconoce en los demás, los defiende en beneficio de todos. El altruismo no puede ir más allá de amar a los demás como uno se ama a sí mismo, de otro modo deja de ser una realidad práctica, y se vuelve una idea nubosa que puede que atraiga a algunas mentes inclinadas al misticismo, pero ciertamente no puede volverse una ley moral según la cual vivir.

El objetivo de la persona moral ideal es que todas las personas tengan el menor sufrimiento y la mayor dicha posible.

Suponiendo que el instinto predominante de auto-preservación sea eliminado, la persona moral, al estar obligada a pelear, debiese actuar de tal modo que el daño total infligido sobre los diversos combatientes sea el menor posible. En consecuencia no causará en el otro un gran mal para evitar sufrir uno leve. Por ejemplo, no debiese matar a una persona para evitar ser puñeteado; pero no dudaría en romperle las piernas si no pudiese hacer otra cosa para prevenir que le maten. Y cuando es asunto de males semejantes, tales como matar para no ser muerto, incluso ahí me parece a mí que es un beneficio para la sociedad que el agresor muera en vez del agredido. Pero si la auto-defensa es un derecho al que uno podría renunciar, la defensa de los demás a riesgo de herir al agresor es un deber de solidaridad…

¿Es cierto… que las masas pueden emanciparse hoy sin recurrir a medios violentos?

Hoy, por sobre la gran mayoría de la humanidad que obtiene escasos medios de vida por su trabajo o que mueren queriendo trabajar, existe una clase privilegiada, que, habiendo monopolizado los medios de existencia y el manejo de los intereses sociales, explota vergonzosamente a los primeros y niega a los segundos los medios de trabajo y vida. Esta clase, que son influenciados solamente por una sed de poder y lucro, no muestran inclinación alguna (como lo muestran los hechos) a renunciar voluntariamente a sus privilegios, y a fundir sus intereses personales con el bien común. Por el contrario, está siempre armándose con medios más poderosos de represión, y usa sistemáticamente la violencia no solo para controlar todo ataque directo a sus privilegios, sino también para aplastar en su germinación todo movimiento, toda organización pacífica, cuyo crecimiento pudiese poner en peligro su poder.

¿Qué medios aconseja Bell para salir de esta situación? ¿Propaganda, organización, resistencia moral? Ciertamente estos son los factores esenciales en la evolución social, y es desde ellos que debemos comenzar, y sin éstos la violencia revolucionaria no tendría sentido, es más, sería imposible. Bell admite el derecho de los trabajadores a romper las puertas de una fábrica para tomar las maquinarias, pero no reconoce su derecho a dañar al dueño de la fábrica. Y en esto está en lo correcto si el dueño cede a que los trabajadores procedan sin oponérseles por la fuerza. Pero por desgracia la policía vendrá con sus bastones y revólveres. ¿Qué debiesen hacer los trabajadores entonces? ¿Debiesen permitir ser tomados y enviados a prisión? Ese es un juego del que uno pronto se cansa. Bell ciertamente admite que los trabajadores tienen el derecho a organizarse para la derrota de la burguesía por medio de una huelga general. ¿Pero qué hay si el gobierno envía soldados a masacrarlos? ¿O qué hay si la burguesía, que después de todo puede darse el lujo de esperar, se espera? Será absolutamente necesario para los huelguistas, si es que no quieren que se les mate de hambre al segundo día, tomar alimentos de donde sea que puedan hallarlo, y como no se les dará sin resistencia, estarán obligados a tomarlo por la fuerza. De modo que o bien tendrán que luchar o considerarse vencidos. 

En realidad el error de Bell consiste en esto, que mientras discute los métodos para lograr un ideal presupone que el ideal ya está logrado. Si fuese realmente posible progresar pacíficamente, si los partidarios de un sistema social distinto al que nosotros queremos no nos forzaran a someternos a él, entonces podríamos decir que estábamos viviendo bajo la anarquía.

Pues, ¿qué es la anarquía? No queremos imponer a otros ningún sistema rígido, ni tampoco pretendemos, al menos yo no, poseer el secreto de un sistema social perfecto. Deseamos que cada grupo social sea capaz, dentro de los límites impuestos por la libertad de los otros, a experimentar respecto al modo de vida que cree que sea el mejor, y nosotros creemos en la eficacia de la persuasión y el ejemplo. Si la sociedad no nos negase este derecho no debiésemos tener derecho a quejarnos, y simplemente tendríamos que esforzarnos por hacer nuestro sistema lo más exitoso, de modo de probar que era mejor. Es solamente porque hoy una clase tiene el monopolio del poder y las riquezas, y es por lo tanto capaz de forzar a las personas, a punta de bayoneta, a trabajar para ella, que nosotros tenemos el derecho, y es nuestro deber, luchar por alcanzar, con la ayuda de la fuerza, aquellas condiciones que hacen posible experimentar mejores formas de sociedad.

En resumen, es nuestro deber llevar la atención a los peligros concomitantes al uso de la violencia, a insistir en el principio de la inviolabilidad de la vida humana, a combatir el espíritu de odio y venganza, y a predicar el amor y la tolerancia. Pero cegarnos a las verdaderas condiciones de la lucha, renunciar al uso de la fuerza para el propósito de repeler y atacar a la fuerza, dependiendo en la fantasiosa eficacia de la “resistencia pasiva”, y en el nombre de una moral mística negar el derecho a la auto-defensa, o restringirlo al punto de tornarlo ilusorio, puede solamente terminar en nada, o en dejar el campo de acción abierto a los opresores.

Si realmente deseamos luchar por la emancipación del pueblo, no nos hagan rechazar en principio los medios sin los cuales la lucha nunca podrá terminar; y, recordemos, las medidas más enérgicas son también las más eficientes y las menos derrochadoras. Solo no nos dejen perder de vista el hecho de que la nuestra es una lucha inspirada por el amor y no por el odio, y que es nuestro deber hacer todo lo que esté en nuestro poder por ver que la violencia necesaria no degenere en mera ferocidad, y que solo sea usada como arma en la lucha de lo correcto contra lo errado.


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Hippolyte Havel: Sobre la muerte de Kôtoku Shûsui y sus 11 compañeros el 24 de Enero de 1911


Dibujo de algunos de los anarquistas ejecutados Kotoku Shusui es el primero de la izquierda
Kôtoku Shûsui
El 24 de Enero de 1911, doce anarquistas japoneses murieron en la horca bajo presuntos cargos de haber sido parte de una conspiración para asesinar al Emperador Meiji. Otros 12 anarquistas, entre cientos de sospechosos que fueron arrestados, recibieron cadena perpetua. En realidad, jamás se pudo comprobar que tal conspiración haya existido ni mucho menos que estos doce anarquistas hayan tomado parte alguna en ella*. Como se desprende de un comunicado de la Embajada Japonesa en los EEUU, publicada en el Washington Herald, publicada el 30 de Diciembre de 1910, los condenados eran ante todo llevados a la horca por ser anarquistas: 

“El juicio de Denjiro Kotoku y los otros acusados, ha demostrado que son anarquistas comunistas. Ellos idearon un plan secreto para asesinar el pasado Agosto al Emperador así como a los ministros de Su Majestad, con el fin de propagar sus ideas de esta manera, a la vez que se entregaban al incendio y saqueo. Estos hechos han sido establecidos por sus confesiones, por la existencia de bombas y otras pruebas”**.

Kôtoku Shûsui (Denjiro Kôtoku) y Kano Sugano (Suga Kanno)
Kôtoku Shûsui
Entre estos anarquistas se encontraba el fundador del anarquismo japonés, Kôtoku Shûsui (cuyo nombre real era Kôtoku Denjirô, nombre con el cual es llamado en el artículo a continuación), quien de hace tiempo se había convertido en una piedra en el zapato para las clases dominantes japonesas por su prédica antimilitarista, anti imperialista, socialista, libertaria y revolucionaria que conducía hacía casi una década. Otra de las víctimas de esta masacre por decreto legal fue su compañera Kano Sugano la cual recibe un elogio destacado en este artículo.

Hippolyte Havel
Este crímen fue denunciado por varios medios libertarios alrededor del mundo, principalmente en los EEUU, donde tanto Kôtoku como Sugano, habían pasado una temporada. De hecho, en EEUU es donde se afianzaría el pensamiento libertario de Kôtoku, por lo cual no es de extrañar que en este país los anarquistas hayan sido más activos que en ninguna otra parte, al menos de occidente, para lograr su liberación y parar su asesinato. En Nueva York se formó un Comité por la Defensa de Kôtoku y se realizó una movilización pública a favor de los sentenciados anarquistas el día 12 de Diciembre de 1910; en este ambiente, el juicio recibió la atención de la prensa capitalista norteamericana. Sin embargo, fue la prensa anarquista la cual tuvo, como es lógico, un interés mayor en el caso, denunciando frecuentemente el rol de la prensa capitalista en desfigurar los hechos. Hippolyte Havel (1869-1950), el autor del artículo que publicamos a continuación sobre el martirio de los anarquistas japoneses, fue un anarquista checo exiliado que tras pasar por París, Berlin y Londres terminó asentándose en Nueva York en 1900 con quien fuera por un período de tiempo su amante: Emma Goldman, anarquista de orígen ruso editora de la revista Mother Earth, donde este artículo fue publicado. 

Hemos hecho la traducción de este artículo como parte de la serie de ensayos y documentos históricos sobre el anarquismo en el Lejano Oriente. Este trabajo es interesante porque refleja la visión que entonces se tenía del anarquismo japonés en los EEUU, país que tenía estrechos vínculos con el movimiento libertario en la tierra del sol naciente. El artículo fue tomado de la antología de artículos de la revista Mother Earth “Anarchy!”, de Peter Glassgold, Ed. Counterpoint, 2001.

José Antonio Gutiérrez D.
31 de Agosto, 2010

* Si se comprobó que uno de los acusados, Tokichi Miyashita, había comprado artefactos explosivos y habían hecho pruebas en campo abierto, pero jamás se había diseñado un plan de acción. Esto, sumado a la retórica innecesariamente violenta que habían hecho en el pasado algunos anarquistas (incluyendo un folleto titulado Ansatsushugi -Terrorismo, de 1907), fueron utilizados para generar la histeria que permitió al Estado dar el golpe de gracia al movimiento anarquista, el cual entraría desde entonces en el período conocido como “invierno”, el cual terminaría solamente en 1918 con los disturbios del arroz y la vuelta del anarquismo al movimiento de masas.

** http://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn83045433/1910-...eq-2/



¡Viva la Anarquía!

Los hombres más grandes de una nación son aquellos que ella condena a muerte.

(Ernest Renan)

El obscuro acto ya ha sido realizado. Los mejores y más nobles han caído, asesinados de la manera más diabólica y bárbara.

Un crímen, sin comparación en su atrocidad, se ha cometido el día veinticuatro de Enero de mil novecientos once. Se ha dado un enorme golpe a la humanidad, y se ha arrojado el guante a la cara de la civilización. El barbarismo más implacable ha estrangulado, a sangre fría, a los heroicos pioneros de una nueva idea y se ha regocijado con la agonía de sus víctimas indefensas.

Y sin embargo no estamos llorando. Más bien es nuestra tarea revelar al mundo la pureza y la inocencia, la honestidad y la lealtad, el espíritu de sacrificio y devoción de nuestros compañeros asesinados. No lloramos: nuestros amigos han alcanzado la inmortalidad.

Su martirio marca una nueva época que comienza en el Japón. Cuando la era de Mikado Mutsuhito [1] se haya desvanecido de la memoria de los hombres, cuando el bushido[2] no sea más que una fábula y un mito, los nombres de nuestros mártires anarquistas serán cubiertos de gloria en las páginas del progreso humano. Cuando los miembros del Daishinin[3] que entregaron a lo más noble de la humanidad a las manos del verdugo sean todos olvidados, los mártires de Tokio serán respetados y admirados por las futuras generaciones.

El movimiento revolucionario en el Oriente ha recibido su bautizo de sangre. Los gobernantes bárbaros piensan que así habrán erradicado al movimiento por la emancipación. ¡Qué estupidez! Han destruido los cuerpos de doce representantes de esta idea nueva que conquista al mundo, y han silenciado a otros más en sus mazmorras; ¡pero su espíritu vive! Ese espíritu, el grito eterno de libertad –no puede silenciarse, no se le puede asesinar. Fue, es y será. Como un conquistador sigue avanzando hacia adelante, siempre hacia adelante, hacia la libertad y la vida.

¡Viva la Anarquía! Este histórico grito ha encontrado su eco en el Lejano Oriente. Frecuentemente se le ha escuchado de boca de los Mártires de Chicago, París, Buenos Aires, Viena, San Petersburgo, Barcelona y de numerosos otros sitios. Ha aterrorizado por décadas a tiranos y opresores de todos los países. Han torturado, decapitado, electrocutado, descuartizado, fusilado y ahorcado a los pioneros de la nueva idea. Pero sus voces no han sido silenciadas.

¡Viva la Anarquía! El veinticuatro de Enero este grito una vez más se escuchó de boca de los doce nuevos mártires. Se ha coronado la solidaridad del proletariado internacional. Occidente y el Lejano Oriente se han dado la mano.

Con orgullo y alegría, nuestros compañeros enfrentaron a la muerte. ¡Viva la Anarquía! gritó Denjiro Kotoku. Banzai (i.e., por siempre) replicaron sus camaradas de lucha y de muerte.

Nos fueron muy queridos. No lloramos; pero nuestros corazones se entristecen con el recuerdo de la encantadora Sugano. Con gran afecto mantendremos su memoria. La vemos como a una tierna flor de loto destruida salvajemente por la mano del verdugo; la observamos, debilitada por la enfermedad, quebrada por la larga prisión, empero, enfrentando su fatal destino con alegría y calma. He vivido por la libertad y ahora muero por la libertad, pues la libertad es mi vida. Esto ha escrito recientemente a su maestro de inglés en San Francisco (EEUU).


¡Delicada Sugano! Tú, hija de Samurái, hija de un miembro del parlamento de tu país, talentosa escritora y autora, fuiste, tal cual lo hicieron tus hermanas rusas, al pueblo, exponiéndote voluntariamente al peligro, a las dificultades, al hambre. Han buscado difamar tu carácter y tu nombre. Los representantes de Mutsuhito, él mismo un hombre polígamo; su hijo, el posible heredero, vástago de una concubina; los lacayos del Primer Ministro Katsura, quien eligió a la hija del dueño de un burdel como esposa –todos estos honorables hombres buscan difamarte, adorable flor de loto, por tu amistad con Denjiro Kotoku.

¡Qué odiosos canallas! Pero llegará el día en que se levante un Turguenev en las tierras de Nipón y el nombre de Sugano Kano se reverenciará junto al de las Sofía Perovskayas, las Vera Figners y las María Spiridonovas [4].

Con la pérdida de Denjiro Kotolku, el movimiento internacional ha perdido a uno de sus más nobles representantes. Él fue el pionero del pensamiento socialista y anarquista en el Lejano Oriente. Sus numerosas traducciones –El Capital de Karl Marx, El Apoyo Mutuo, La Conquista del Pan, Campos, Fábricas y Talleres y A los Jóvenes de Kropotkin, junto a otras obras contemporáneas- han logrado que se produjera la apertura real de Japón a la civilización occidental.

Denjiro Kotoku era, junto a Tolstoi, el más grande opositor a la guerra; y –al igual que Hervé [5]- un propagandista de ideas antimilitaristas de lo más valiente y comprometido. Mientras los patrioteros celebraban, durante la guerra ruso-japonesa, las orgías de masacres al por mayor, Kotoku se ocupó de denunciar el negocio del asesinato con sus brillantes artículos del Yorozu-Choho. Pero la voz del profeta se perdió en la tormenta. Al igual que Víctor Hugo, Mazzini, Blanqui, Bakunin, Marx, y decenas de otros pioneros de la libertad antes que él, se vio forzado a abandonar su tierra natal, para exiliarse en San Francisco (EEUU), y una vez aquí, en la tierra de Patrick Henry, Thomas Paine, y Jefferson, sufrió nuevas persecuciones a manos del gobierno de Washington. ¡Qué vergüenza, qué desgracia!

Denjiro Kotoku, Sugano Kano, Dr. Oishi, y sus compañeros asesinados por la ley; ellos, de lo más noble e inteligente de su pueblo: escritores, médicos, representantes de la filosofía budista pura de la hermandad humana, y entre ellos intelectuales proletarios –ellos son quienes han sido masacrados con la esperanza de poder aniquilar todo vestigio del pensamiento mundial moderno. 

Hombres grandes y valientes. Con amor y ternura, leemos nuevamente una antigua carta enviada por el Dr. Oishi, lector de MOTHER EARTH. En un inlgés fuerte y claro, envía sus saludos a los camaradas estadounidenses y solicita literatura anarquista para distribuir a sus connacionales. El muy querido, genial médico Shingo-Key, que trajo alegría y alivio a miles de enfermos y afligidos. Su única recompensa fue el patíbulo.

Nuestros ojos, por fin, han sido abiertos al verdadero carácter del gobierno de Mikado. Sabemos ahora de la infame conspiración montada por el gobierno japonés. Nos damos cuenta del pleno significado de esta conspiración atroz. Podemos seguir hasta su fuente de orígen todos los informes falsos, las desfiguraciones y las mentiras que hizo circular la agencia noticiosa Reuters, junto a los embajadores y cónsules japoneses, y especialmente la Oficina de Información Oriental de Nueva York. El misterioso velo oriental ha sido parcialmente levantado. El mundo civilizado está conciente ahora de que el juicio a nuestros camaradas mártires fue conducido en secreto [6]; que los acusados fueron privados de una audiencia imparcial o de defensa; que la afirmación de que habían confesado su culpabilidad fue un invento; y que, finalmente, la declaración oficial sobre la presencia en el juicio de miembros de las embajadas extranjeras también fue absolutamente falso.

El juicio a Franciso Ferrer fue un acto ideal de justicia comparado con esta matanza judicial al por mayor. Desde los tiempos de los Decembristas (Dekabrists) en Rusia [7], la humanidad no había sido testigo de un crimen tan monstruoso, tan monumental, como el que acaba de cometer el gobierno del Japón.

Los gobernantes de Japón han conseguido una cosa. Se han ganado el odio de los elementos libertarios de todo el mundo, que unirán sus manos con el proletariado japonés, que comienza a despertar, en su gran tarea de emancipación social.

Laq masacre no solamente ha convertido a nuestros compañeros en mártires; los ha hecho inmortales. De su sangre nacerán nuevos rebeldes; vengadores que barrerán de la faz de la tierra a estos asesinos y sus instituciones.

¡Viva la Anarquía!

Hippolyte Havel

(Mother Earth, Vol V, No. 12, Febrero 1911)
Traducción y Notas: José Antonio Gutiérrez D.

Los asesinados vilmente

[1] Emperador japonés cuyo nombre oficial era Meiji, que gobernó desde 1867 hasta 1912, período en el cual la sociedad japonesa fue modernizada desde el Estado, convirtiéndose Japón en una potencia industrial en el Oriente. Él sienta las bases del imperialismo japonés del siglo XX.

[2] “Camino del guerrero” –filosofía y código ético de los Samurái.

[3] Antigua Corte Suprema japonesa. 

[4] Perovskaya y Figner fueron dos populistas rusas involucradas en el atentado al Zar Alexander II. Spirodonova fue una social revolucionaria de izquierda quien también participó en atentados contra agentes zaristas.

[5] Gustave Hervé fue un socialista que en momentos de escribirse este artículo, se encontraba preso por sus actividades antimilitaristas. Una vez salido de la prisión en 1912, se convirtió en un ferviente patriota desarrollando posteriormente simpatías por el fascismo.

[6] Sobre las objeciones levantadas por el movimiento solidario en los EEUU y otros países, el gobierno imperial nipón se vio en la obligación de justificar esta decisión atendiendo al orden público y afirmando la constitucionalidad de conducir un juicio en secreto. Como siempre, la legalidad terminó siendo amañada según los intereses de los poderosos. Ver nota periodística en el New York Times, 30 de Diciembre de 1910 http://query.nytimes.com/gst/abstract.html?res=9507E6D6...6D6CF 

[7] Los Decembristas era un grupo de oficiales rusos que lideró una revuelta de inspiración democrático-burguesa, liberal, en contra de la autocracia rusa en Diciembre de 1825. Sus principales líderes fueron ahorcados, otros condenados al exilio, prisión perpetua y trabajados forzados.

Kôtoku Shûsui (Denjiro Kôtoku) y Kano Sugano (Suga Kanno)

Fuente:

http://culturayanarquismo.blogspot.com.es/2010/09/sobre-la-muerte-de-kotoku-shusui-y-sus.html

Kafka y el anarquismo. Mijal Levi (1968) Obras Completas en Pdf & epub


El problema de la dimensión política en los escritos de Kafka como una cuestión metafísica y psicológica separada, ha sido descuidado por sus biógrafos y críticos. La mayoría de ellos recuerda sus relaciones con los círculos anarquistas de Praga, sin atribuirle significado alguno. Por otra parte, numerosos comentaristas reconocen que uno de los temas fundamentales de la obra de Kafka es la lucha del hombre contra la máquina burocrática en sus múltiples aspectos. Hurgando en el contenido de sus principales obras y a la luz de su biografía, que es testimonio de su simpatía hacia las agrupaciones anarquistas, se puede encontrar una relación que arroja nueva luz sobre su mundo espiritual. Por supuesto que esta relación «política» es fragmentaria: el mundo de Kafka es mucho más rico, más complejo y más polifacético como para que se lo pueda trasmitir en una fórmula condensada, aislada.

El testimonio biográfico

De la época en que Kafka comienza a trabajar en la Caja de Seguros para Obreros datan sus contactos con los círculos anarquistas o para-anarquistas de Praga. Según las referencias de Mijal Kasha, uno de los fundadores del movimiento anarquista en Praga, y de Mijal Mares, en aquel entonces un jovencito anarquista, Kafka participó en las reuniones anarquistas del «Mlodite Club», de la organización antimilitarista y anticlerical de la asociación obrera «Viles Kerber»; participó también en el movimiento anarcosindicalista checo. Ambos testigos concuerdan en que Kafka mostraba gran interés por lo que se discutía en las reuniones, pero nunca pidió la palabra ni participó de los debates. Kasha, que lo estimaba muchísimo, solía llamarlo «Klidos», que significa algo así como «el gigante pacífico». Mijal Mares cuenta que, invitado por él, Kafka asistió a reuniones y conferencias anarquistas. La primera de ellas fue una manifestación de protesta por la sentencia de muerte al pensador y educador anarquista español Francisco Ferrer. Kafka participó en la reunión que fue disuelta por la policía.

En el año 1912 Kafka participó también en la manifestación que se realizó como protesta contra la imposición de la pena de muerte al anarquista Liabedz en París. La demostración fue violentamente disuelta por la policía. Entre los detenidos en aquella oportunidad se encontraba también Kafka. Mares cuenta que Kafka leía con interés y simpatía los escritos de los diversos teóricos y expositores anarquista s como Domela Niewenhuis, los hermanos Reclus, Vera, Finger, Bakunin, Jean Grave, Kropotkin, por ejemplo. Existen otros dos testimonios de las inclinaciones antiautoritarias de Kafka y de su simpatía por los trabajadores oprimidos. En su conocida creación «Carta al padre» (1919) califica la actitud de su progenitor en el comercio como tiránica y lo acusa con las siguientes palabras:

«A tus empleados los llamabas ‘enemigos pagados’; y lo eran, pero aún antes de que lo fuesen tú me parecías ser su enemigo que paga. ( . . . ) Es verdad que exageraba, ya que sin más suponía que causabas a esa gente una impresión tan terrible como a mí. ( . . . ) Pero a mí se me hacía insoportable el negocio, me recordaba demasiado mi relación contigo. ( . . . ) Por eso, necesariamente tenía que pertenecer yo al partido del personal».

Aquí encontramos un nexo entre la rebeldía frente al dominio paterno y la rebeldía anarquista ante la fuerza económico-política imperante. Es bien conocido el profundo odio que Kafka sentía hacia su trabajo en la compañía de seguros, a la que tildaba de «nido de oscuros burócratas». No podía soportar el sufrimiento de los obreros perjudicados y de sus desgraciadas viudas, que eran introducidas en el laberinto jurídico-burocrático de la Caja de Seguros Obreros. La frecuentemente citada frase, mencionada por Max Brod, es una aguda y sugerente expresión de su manera de pensar: 

«Qué mansa es la gente; llegan a nosotros con sus súplicas, en lugar de tomar la oficina por asalto y destruirla, nos vienen a pedir misericordia». 

El espíritu anarquista de esta frase — bajo la cual Bakunin agradecido estamparía su firma — es lo suficientemente claro como para recordarnos la posición de Kafka frente a las instituciones democráticas. Max Brod dice que la estructura realista de muchos capítulos de «El Proceso» y «El Castillo» tienen su origen en la oficina de seguros. Está fuera de toda duda que este trabajo burocrático y la rebeldía de Kafka constituyen una de las fuentes del espíritu libertario que traslucen sus escritos.

¿Constituye la tendencia anarquista en la vida de Kafka una pasajera expresión juvenil limitada a los años 1909-1912? Es cierto que después de 1912 Kafka dejó de participar en sus actividades con los anarquistas checos y comenzó a demostrar un interés mayor por los círculos judíos y sionistas. Pero debemos recordar sus charlas con G. Janusz, allá por el año 1920, no sólo porque llama a los anarquistas checos «queridas y alegres personas ( . . . ) tan cariñosas y fraternales que casi a la fuerza creemos en sus palabras», sino porque las opiniones sociales y políticas que desarrolla están muy cerca del anarquismo. Así, comenta con Janusz la no admisión de los poetas en la República de Platón: 

«Los poetas proveen al hombre de nuevos ojos y de esta manera intentan introducir una modificación en el mundo real. Por eso son elementos peligrosos para el Estado, porque reclaman transformaciones. Pero el Estado y sus fieles servidores tienen una sola y excluyente voluntad: permanecer». 

Hay que interpretar que Kafka se considera él mismo como uno de esos poetas que hace peligrar la permanencia del Estado. Kafka define al capitalismo como un «sistema dependiente de relaciones en que todo tiene jerarquía, todo está encadenado». Este es un pensamiento típicamente anarquista en el que se subraya el carácter opresor y esclavista del régimen vigente. Su actitud escéptica frente al movimiento obrero es también una consecuencia de la desconfianza que los anarquistas han demostrado frente a los partidos políticos y sus instituciones. En una oportunidad se encontró frente a una manifestación obrera que portaba banderas y pancartas; su comentario a Janusz fue el siguiente: 

«Esta gente está tan segura de sí misma, tan convencida de su justicia. Dominan la calle y piensan que son los poderosos del mundo. Pero están equivocados: detrás de ellos están preparados los secretarios, los funcionarios, los políticos profesionales, todos estos modernos sultanes a quienes ellos preparan el camino del poder. ( . . . ) La rebeldía se evapora y sólo queda el barro de la nueva burocracia. La soga de la torturada humanidad está trenzada con los papeles de la burocracia».


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Franz Kafka. Obras completas en Pdf:

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El sufragio femenino. Emma Goldman (1910)



Nos jactamos de pertenecer al siglo de las luces de los grandes descubrimientos, del adelanto portentoso de la ciencia y de un progreso extraordinario en todos los órdenes de la actividad humana. ¿No es extraño que sigamos comulgando en el culto de los fetiches? La verdad, nuestros fetiches de ahora cambiaron de forma y sustancia, pero el influjo que ejercen en la mente humana continúa siendo tan desastroso como el de los antiguos.

Otro de nuestros modernos fetiches es el sufragio. Y lo es para aquellos que apenas terminaron de combatir en las revoluciones sangrientas que lo instauró, como lo es para aquellos que disfrutaron su reinado llevando su penoso sacrificio al altar de sus omnipotentes dietas. ¡Bien del hereje que ose disentir con esa divinidad!

Las mujeres, aun más que los hombres, son fetichistas, y aunque sus ídolos pueden cambiar, seguirán arrodilladas, con las manos en alto, ciegas siempre ante ese dios con pies de arcilla. De ahí que desde tiempo inmemorial el sexo femenino haya sido el más grande sostenedor de todo género de deidades. De ahí, también, que tuviera que pagar un precio que sólo los dioses exigen, que fue su libertad, sus sentimientos, su vida entera. La memorable máxima de Nietzche: "cuando vayas con mujeres provéete de un látigo", aunque se la considere demasiado brutal, resulta muy justa para ellas en su actitud hacia sus dioses.

La religión, especialmente la cristiana, la condenó a una vida de inferioridad, a la esclavitud. Torció su íntima naturaleza, sus instintos más sanos, reprimió los impulsos de su alma; sin embargo, la Iglesia no posee un sostén más firme que la devoción de la mujer. Se puede decir, sin temor de ser desmentidos, que la religión habría cesado de existir hace mucho tiempo como un factor preponderante en la vida de las personas, si no fuera por el continuo apoyo que recibe de las mujeres. Las más fervientes devotas, que llenan las iglesias, son mujeres; los más incansables misioneros que viajan por todo el mundo, son mujeres; mujeres que siempre continúan sacrificándose en el altar de los dioses, que encadenaron su espíritu y esclavizaron su cuerpo.

La guerra, el insaciable monstruo, le roba a ella todo lo que es más querido y precioso. Le arranca sus hermanos, sus novios, sus hijos y en pago la sume en la soledad y en la desesperación. Sin embargo, el apoyo más sólido que posee el culto de la guerra procede de la mujer. Ella es la que a sus hijos inspira el anhelo de la conquista y del poder; ella susurra en los oídos de sus pequeñuelos la gloria de la guerra, y cuando mece la cuna del bebé, le duerme musitándole cantos marciales, en los que suenan los clarines y rugen los cañones. Es la mujer la que corona a los victoriosos que regresan de los campos de batalla. Sí, es la mujer la que paga el más alto precio al monstruo insaciable de la guerra.

Llega su turno al hogar. ¡Qué terrible fetiche es! De qué manera va royendo las energías más vitales de la mujer, dentro de esa moderna prisión con barrotes de oro. Los rayos deslumbrantes que despide ciegan a la mujer que ha de obrar el duro precio de esposa, de madre y de ama de casa. Asimismo se aferra tenazmente al hogar, esa poderosa institución que la mantiene en la esclavitud.

Puede decirse que la mujer, reconociendo cuán dócil y deleznable instrumento es para el Estado y la Iglesia, necesita del sufragio que ha de liberarla. Esto puede ser cierto para una pequeña minoría; mas la mayoría de las sufragistas repudian esta sensata tendencia como algo sacrílego. Al contrario, insisten que al concedérsele el sufragio a la mujer, ella logrará ser una más perfecta cristiana, ama de casa y mejor ciudadana. De este modo el sufragio no es más que un medio para fortalecer la omnipotencia de todos esos dioses que adoró y sirvió desde tiempo inmemorial.

Entonces ¿qué asombro puede causar que ella vuelva a ser tan celosa, tan devota, como antaño lo fue, y se postre ante el nuevo ídolo, el sufragio? Desde la antigüedad soporta persecuciones, encarcelamientos, torturas y toda forma de sufrimientos con la sonrisa que le ilumina el rostro. Desde la antigüedad espera también con el corazón ligero, el eterno milagro de la deidad del siglo XIX, el sufragio. Una nueva vida, dicha, goces, alegrías, libertad e independencia personal, todo eso y más tiene la esperanza que surja del sufragio, como por escotillón. En su ciega devoción, no ve lo que percibieron hace cincuenta años otros intelectos: que el sufragio es un grandísimo daño que cooperó en la esclavización del pueblo; mas ella astutamente cierra los ojos ante la evidencia, en el deseo que su ilusión no se disuelva en el aire.

Annie Kenney & Christabel Pankhurst
El sufragio, en igualdad de condiciones para la mujer y el hombre, se basa en la idea fundamental que ella debe tener el mismo derecho que su compañero a participar en los asuntos de la sociedad. No es posible que se pueda rehusarle esa justa participación en la vida societaria, aunque el sufragio fuera una práctica sana y justiciera. Mas la ignorancia de la mente humana está compuesta para ver un derecho, una libertad, donde no hay más que una imposición. ¿No significa acaso una de las más brutales imposiciones esto que un grupo de personas conciban y confeccionen leyes para obligar con la fuerza y la violencia a que otras las acaten y obedezcan? Y todavía la mujer clama por esa única oportunidad, que trajo tanta miseria al mundo, que le hurtó al hombre su integridad y la confianza en sí mismo; una imposición que corrompió totalmente al pueblo, convirtiéndolo en fácil presa en las manos de políticos sin escrúpulos y venales.

¡EI pobre y estúpido ciudadano libre norteamericano! Libre para morirse de hambre, libre para vagar por las calles de las grandes ciudades y del campo; él disfruta de la bienaventuranza del sufragio universal, y con su derecho forjó las cadenas que arrastran sus pies. La recompensa que recibe se reduce a una labor agotadora, leyes prohibiendo con graves penas el derecho del boicot, de atacar a los rompehuelgas, en efecto, todo, casi todo, menos salvaguardar su sacrosanto derecho a fin de que no le roben el fruto de su trabajo. Y asimismo nada le enseñaron a la mujer los desastrosos resultados de este fetiche del siglo XIX. Es que se nos asegura que si ella entra en la liza, purificará la política.

Innecesario sería decir que no me opongo al sufragio femenino; en el sentido convencional de la idea pura, debería ejercerlo. Ya que no veo por cuáles razones físicas, psicológicas y morales la mujer no posee los mismos derechos del hombre. Mas esto no me ciega hasta llegar a la absurda noción que la mujer ha de llevar a cabo cosas en las que el hombre fracasó. Si ella no las hará peor, tampoco las hará mejor.Presumir que ella logrará purificar lo que no es susceptible de purificación, es adjudicarle poderes sobrenaturales que nunca tuvo. Desde que su más grande desgracia fue que se la considerase un ángel o un demonio, su verdadera salvación se halla en que se le otorgue un razonable sitio en la tierra; es decir, que se la considere un ser humano y por ende sujeta a cometer los yerros y las locuras propios de la condición humana. ¿Podremos entonces creer que dos errores se convertirán porque sí en dos cosas justas, sensatas? Las más ardientes partidarias del sufragio femenino, ¿serán capaces de asentir con semejante locura?


De hecho los intelectuales más avanzados que trataron la cuestión del sufragio universal llegaron a la conclusión que el actual sistema político es absurdo y completamente inadecuado para satisfacer las apremiantes exigencias de mejoramiento, de justicia, de la vida moderna. Este punto de vista lo comparte una gran convencida de las bondades del sufragio femenino, Dra. Helen I. Summer. En su valioso trabajo Equal Suffrage, dice: En Colorado pude darme cuenta muy bien que la igualdad del voto femenino y masculino, ha servido solamente para demostrar del modo más contundente la esencial podredumbre del actual sistema y la degradación que él significa. Naturalmente la doctora Summer, al hablar así, subentiende un particular sistema de votaciones, pero con igual acierto lo dicho se aplica a la entera maquinaria política. Con semejante base es difícil comprender de qué manera la mujer, como factor político, puede beneficiarse a sí misma y al resto de la humanidad.

Pero las devotas del sufragio nos dicen: Contemplen y observen en los países y en los Estados en donde el sufragio femenino existe. Comprueben lo que las mujeres realizaron en Australia, en Nueva Zelandia, Finlandia, los países escandinavos, y en nuestros mismos Estados de Idaho, Colorado, Wyoming y Utah. La distancia añade encantos desconocidos, para citar el dicho polaco: nos hallamos muy bien donde nunca estuvimos. De ahí que se quiera presumir que en esos países y Estados, totalmente diferentes de los otros, poseen la más grande libertad, una grande igualdad económica y social, una noble apreciación de la vida, una bondadosa comprensión de la encarnizada lucha económica y en todo lo que atañe a las cuestiones vitales de la raza humana.

Las mujeres en Australia y en Nueva Zelandia pueden votar y colaborar en la confección de las leyes. ¿Las condiciones de los trabajadores en general son mejores que las de Inglaterra, donde las sufragistas desarrollan una heroica lucha? ¿Existe una libre maternidad más dichosa en la concepción de sus hijos que en Inglaterra? ¿No se sigue considerando a la mujer como un mero objeto de placer o de comodidad sexual? ¿Se emancipó ella de la moral puritana que igualmente afecta a ambos sexos? Ciertamente que no, pero la mujer política ha de responder afirmativamente, que sí, que todo se consiguió ya. Si esto fuese así, aun me parecería ridículo señalar a Australia y Nueva Zelandia como La Meca de las hazañas de la igualdad de sufragio. Por otra parte, quienes conocen a fondo las condiciones políticas de Australia, afirman que los políticos amordazaron a los trabajadores con leyes tan restrictivas que si se declara una huelga sin el permiso legal de una comisión de arbitraje, este acto es considerado como un crimen de alta traición. 

Ni por un momento pienso implicar al sufragio femenino como responsable por este estado de cosas. Lo que deseo indicar es que no hay razón para destacar a Australia como una obra maestra, fruto de las actividades femeninas, desde que con su influencia fue incapaz de libertar a los trabajadores de la esclavitud de la política patronal. Finlandia le otorgó a las mujeres el derecho del voto, y también el de sentarse en el Parlamento. ¿Esto le valió para desarrollar entre sus mujeres un más grande heroísmo, un sentimiento más intenso por la libertad que en las de Rusia? Finlandia, así como Rusia, estuvo bajo el sangriento látigo del zar. ¿Dónde existen las finlandesas Perovskaias, Spiridonovas, Figners, Breshskovskalas? ¿Donde las innumerables muchachas finlandesas, como las rusas, quienes marchaban alegremente a Siberia en defensa de sus ideas? Finlandia tuvo una escasez penosa de libertadores heroicos. ¿El voto puede crearlos? El único finlandés vengador de su pueblo fue un hombre, no una mujer, y para el caso empleó un arma más eficaz que el voto.

Sufragistas españolas de la II República

Por parte de nuestros Estados, donde las mujeres votan, y a los que constantemente se los señaló como lugares de maravillas, ¿qué cosa se realizó con la ayuda del voto de la mujer que los otros Estados no tengan y gocen ampliamente, o que no se haya podido acometer mediante esfuerzos enérgicos, sin que el voto mediara para nada? Si es verdad que en los Estados en que fue instaurado el sufragio femenino, la mujer participa de los mismos derechos del hombre sobre la propiedad, ¿de qué le vale esto a la masa de mujeres sin propiedad, a los millares de asalariadas, quienes viven al día? La igualdad en el voto no afectó sus condiciones...


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http://es.theanarchistlibrary.org/library/emma-goldman-el-sufragio-femenino

Medusa. Alberto Vázquez Figueroa. [epub]



Las máquinas deben estar al servicio de los hombres, no los hombres al servicio de unas máquinas que están al servicio de otros hombres.

Durante los últimos treinta años, y gracias al monopolio de las nuevas tecnologías, menos de cien personas han conseguido acumular tanta riqueza como los 3570 millones que forman la mitad más pobre del planeta. El cincuenta por ciento de cuanto existe está ahora en manos de apenas el uno por ciento de la población.

Crítico y visionario como es habitual en él, Alberto Vázquez-Figueroa vuelve a demostrar su talento narrativo en este thriller apasionante y adictivo que contiene una aguda reflexión sobre cómo nos han convertido en esclavos de una enorme red, siempre conectados a una pantalla.


Natural de Santa Cruz de Tenerife, nací el 11 de octubre de 1936. Antes de cumplir un año, mi familia y yo fuimos deportados por motivos políticos a África, donde permanecí entre Marruecos y el Sahara hasta cumplir los dieciséis años. A los veinte, me convertí en profesor de submarinismo a bordo del buque-escuela Cruz del Sur.

Cursé estudios de periodismo y en 1962 comencé a trabajar como enviado especial de Destino, La Vanguardia y, posteriormente, de Televisión Española. Durante quince años visité casi un centenar de países y fui testigo de numerosos acontecimientos clave de nuestro tiempo, entre ellos, las guerras y revoluciones de Guinea, Chad, Congo, República Dominicana, Bolivia, Guatemala, etc. Las secuelas de un grave accidente de inmersión me obligaron a abandonar mis actividades como enviado especial.

Tras dedicarme una temporada a la dirección cinematográfica, me centré por entero en la creación literaria. He publicado numerosos libros, entre los que cabe mencionar: Tuareg, Ébano, Manaos, Océano, Yáiza, Maradentro, El perro, Viracocha, La iguana, Nuevos dioses, Bora Bora, la serie Cienfuegos, La ordalía del veneno, El agua prometida, la obra de teatro La taberna de los cuatro vientos, la autobiografía Anaconda y Por mil millones de dólares. Algunas de mis novelas han sido adaptadas al cine.

Yo fui Johnny Thunders. Carlos Zanón [epub]



Francis, Mr. Frankie, decide regresar al lugar donde vivió las primeras cosas, su barrio. Se marchó de allí persiguiendo su particular sueño de rock’n’roll, que le llevó a acariciar con la punta de sus dedos una fama tóxica y efímera. Ahora Francis vuelve para dejar atrás la miseria y la drogadicción. Pero su viejo barrio son ruinas por donde aún deambulan su padre, su medio hermana, su primera novia y algún que otro amigo. Francis quiere empezar de nuevo y hacer las cosas bien. El problema son los atajos, las canciones de tres minutos, la imposibilidad de olvidar quién fue. Para Francis la línea recta es la distancia más retorcida entre dos puntos. De momento, sus facturas y sus noches no suele pagarlas él, pero esa situación no puede alargarse mucho más. Va a necesitar algo más que promesas para salir adelante. Eso sí, en una ocasión fue Johnny Thunders.

Esta vibrante novela, traspasada por la poesía de los perdedores, retrata una Barcelona poblada de personajes que buscan desesperadamente una oportunidad que les permita ser alguien.

Carlos Zanón (Barcelona, 1966) es poeta, novelista, guionista, articulista y crítico literario. Publicó sus primeros poemas a principios de los ochenta y ha editado hasta la fecha cinco volúmenes elogiados por la crítica especializada: El sabor de tu boca borracha (1989), Ilusiones y sueños de 10.000 maletas (1996), En el parque de los osos (2001), Algunas maneras de olvidar a Gengis Khan (Premio Valencia de Poesía 2004) y Tictac tictac (2010), además de haber aparecido en varias antologías.

Como novelista, debutó en 2008 con la obra Nadie ama un hombre bueno, a la que siguió un año después Tarde, mal y nunca (Premio Brigada 21 a la Mejor Primera Novela Negra 2010). Es también colaborador habitual en varios medios de comunicación y letrista, destacando sus temas para «Alicia Golpea», grupo del cual fue integrante durante la primera mitad de los noventa.


Catalunya: el independentismo no tiene mayoría



Elecciones autómicas Catalunya

Escaños totales: ------------- 135

Votos contabilizados:------- 4. 115. 807 (77.44 %)

Abstenciones:---------------- 1. 199. 106 (22.56 %)

Votos nulos:------------------ 15. 932 (0.39 %)

Votos en blanco:------------- 21. 941 (0.53 %)

Abstención, nulos y blancos : 1. 236. 979 (23.48%)

Partido               Escaños                       Votos

JxSí                           62                      1. 620. 973 (39.54 %)

C's                             25                           734. 910 (17.93 %)

PSC                           16                            522. 209 (12.74 %)

CatSíqueesPot           11                             366. 494 (8.94 %)

PP                              11                            348. 444 (8.5 %)

CUP                           10                             336. 375 (8.2 %)

unio.cat                        0                            102. 870 (2.51 %)

PACMA                         0                              29. 785 (0.73 %)

R CERO-ELS VERDS 0                              14. 390 (0.35 %)

GANEMOS                   0                                 1. 158 (0.03 %)

PIRATA.CAT/XDT     0                                     326 (0.01 %)

Todos estos porcentajes de arriba corresponden al 77.44 % del censo, a los votos contabilizados.

Total del censo electoral: 5. 314. 913

JxS + CUP: 

1. 957. 348 (47, 56%)

Partidos no independentistas + abstención, votos nulos y blancos: 

3. 357. 565 (52.44%)

Fuente de los datos: http://resultados.elpais.com/elecciones/2015/autonomicas/09/


Por más que se empeñen l@s independentistas catalan@s, ell@s no son mayoría; 1. 400. 217 personas hacen la diferencia. Son 3. 357. 565 l@s catalan@s que han votado en contra de ella o que simplemente se la suda el mamoneo histórico entre burgueses catalanes y fascistas españoles, frente a los 1. 957. 348 catalan@s que quieren crear un nuevo país. Aunque son much@s más los que no han optado por votar sí a la independencia, se ha provocado una división entre obrer@s catalan@s y español@s que afectará para mal tanto a un@s como a otr@s. Ahora, cuando l@s de abajo de toda la península debemos estar más unidos que nunca frente al ataque fascista internacional, se dividen las fuerzas y además parte de los trabajadores ven lógico pactar con la repugnante burguesía catalana. 

Si la unión crea la fuerza, la desunión debilita la lucha obrera. Cuando lo importante debería ser combatir sin tregua a la Empresa Mundial $.A., amparada por los fascistas de toda España y Europa, unos currantes se pelean con otros en la cena de Navidad a cuento de si es bueno o no crear otro puto país. ¿Dónde quedó el internacionalismo? ¿qué fue de la abolición de todas las fronteras? ¿la fraternidad obrera internacional sólo eran bonitas palabras con las que engañar a cándidos deseosos de ser engañados y guiados?. Ni España, ni Catalunya, Federación Ibérica de Pueblos Asociados Libremente.


Tras asistir al burdo espectáculo dado por las CUP en las votaciones asamblearias para decir sí o no a Mas, al final ha "ganado" el no, aunque el ridículo ya lo han hecho ¿como es posible empatar en unas votaciones en las que participan más de 3000 personas?, quizás yo sea un mal pensado, pero la probabilidad de que algo así ocurra debería ser estudiada por Íker Jiménez por lo menos. Por supuesto que debía salir que no, Mas es un fascista de viejo cuño, un represor implacable y un ladrón insaciable. De haber salido sí las CUP habrían perdido toda la credibilidad que otorga la coherencia, aunque en realidad tampoco les importa pactar con los gusanos demócrata-cristianos comandados por Mas o con los burgueses venidos a partido de izquierdas de ERC; solamente piden que no sea Mas el mandamás, en lo de la independencia que no quiere el pueblo catalán están de acuerdo. Revolucionarios que anteponen el enfrentamiento entre trabajadores íberos a la lucha de clases en toda la península, ser de izquierdas y nacionalista es incompatible, además de asqueroso. 

Al final ha ocurrido lo que ya estaba más que cantado, no será Mas el monigote al frente, en su lugar pondrán a otro; con otra cara, con otra voz, pero con la misma intención. Puigdemont se llama el flamante muñeco ventrílocuo elegido digital y testicularmente por Mas, su hombre de paja teledirigido. De esta manera, las CUP creen que es legítimo pactar con los gusanos demócrata-cristianos; fascistas junto a marxistas troskos, electores "anarquistas" y oportunistas varios, ni a Kafka se le habría ocurrido oigan. Se escuchan voces indignadas de personas que creyeron en las bondades de las CUP; ¡traición!, graznan ahora cual gansos descabezados, quizás porque de esta manera excusan su propia indigencia intelectual, la estupidez que les llevó a creer en unos "rebeldes" que son como todos los politicuchos, sólo quieren tu voto y les importa un carajo tu opinión.

¿Qué clase de engendro de país quieren parir? ¿un país dominado por la rémora burguesa de siempre y los de abajo domesticados por la sucia propaganda de los troskos? La estupidez humana no conoce límites, al igual que el infinito potencial de nuestro cerebro, pero en esta mierda de sociedad la inteligencia parece ser medida en función de la capacidad para mejor engañar...

No se tienen precedentes de tanta y tan descarada impostura...